Cómo ayudar a nuestros hijos a afrontar el duelo durante la Covid

Por 21/10/2020 febrero 17th, 2021 Temas de psicología infantil-juvenil

La pérdida de un ser querido es uno de los episodios más dolorosos y traumáticos que puede afrontar una persona. Por este motivo, generalmente cuesta hablar de ello, pero el duelo es una etapa necesaria para superar la pérdida.

No hay una forma única de vivirlo, cada uno expresa su malestar a su manera y todas son válidas. En la situación actual de pandemia de Covid, podemos encontrarnos con situaciones de muerte repentina, sin posibilidad de prepararnos, de despedirnos ni de llevar a cabo las ceremonias habituales. En estos casos, será importante buscar la manera de ayudar a nuestros hijos a elaborar el duelo.

Comunicación

En primer lugar, siempre que sea posible serán los padres los que comuniquen la muerte de un ser querido a los niños. Se hará lo antes posible pero en persona, de forma calmada y en un lugar tranquilo y seguro donde el niño pueda expresar libremente lo que sienta.

El mensaje debe ser breve pero comprensible, explicando que ha pasado algo muy triste, que la persona querida ha muerto y que no podremos volver a verla.

Debemos responder a las preguntas que tenga con información real pero sin dar más de la que el niño pueda entender según su edad.

El niño debe estar acompañado durante todo el tiempo y debemos transmitirle que no estará solo y que cualquier respuesta emocional que tenga será adecuada.

A veces los adultos evitan hablar de la muerte con sus hijos porque piensan que así les protegen del sufrimiento, pero no solo no les ayudan a comprender lo que ha pasado sino que impiden que expresen sus emociones y que activen recursos personales que necesitarán a lo largo de su vida. Hablar de ello es necesario y permite al niño comprender la muerte y elaborar el duelo.

El concepto de muerte según la edad

1-2 años: los niños de esta edad aún no comprenden el concepto de muerte, pero sí perciben la ausencia de la persona. Por tanto, si la persona que ha muerto era una figura de referencia, el niño tendrá mucha angustia por separación. Percibirá los cambios que se produzcan a su alrededor y es posible que se muestre más irritable y que altere el sueño y la alimentación.

Se recomienda mantener las rutinas del niño en la medida de lo posible, explicarle que no se quedará solo, garantizar que tenga figuras de referencia conocidas en caso de que los padres no puedan estar y utilizar juegos o cuentos para hacer más fácil la comprensión de lo ocurrido.

3-6 años: para los niños de esta edad, la comprensión de la muerte es limitada: aún no entienden que se trata de algo irreversible y es posible que piensen que no les puede pasar a ellos ni a sus conocidos. También es posible que utilicen el pensamiento mágico para explicar la muerte del ser querido, y en este caso hay que estar alerta porque pueden pensar que ellos han sido los responsables.

Se recomienda ser claros y concretos cuando hablemos de la muerte con ellos, sin reprimir nuestros sentimientos, estar a su lado para darles seguridad y que sepan que hay alguien que estará con ellos incondicionalmente, utilizar cuentos o películas para ayudarles a entender mejor lo que pasa y hacer un ritual de despedida una vez finalizado el confinamiento si no ha sido posible hacerlo de forma presencial.

6-12 años: a esta edad, los niños ya tienen la capacidad de entender el concepto de muerte y su significado. Dado que son más curiosos, es posible que nos hagan todo tipo de preguntas, a las que debemos dar respuesta siempre que podamos.

Se recomienda intentar ser claros y sinceros con los aspectos reales de la muerte del ser querido para evitar miedos y fantasías en el niño, hablar de la persona fallecida para que puedan vivir el duelo y hacerles participar en rituales de despedida (escribir una carta de despedida, hacer un dibujo…) para que puedan expresar sus emociones.

Adolescentes: en esta etapa ya comprenden la muerte de una forma similar a la de los adultos, pero es posible que expresen sus emociones de forma diferente (mostrándose más irritables o manifestando poco sufrimiento) y pueden empezar a preocuparse por el impacto que la muerte tendrá en su vida.

Se recomienda ser claros y sinceros respecto a la muerte de la persona, escuchar sus opiniones y permitir que expresen sus emociones, hacerles participar activamente en los rituales de despedida siempre y cuando ellos quieran y estar disponibles pero respetando su propio espacio.

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