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Slow parenting y el valor del aburrimiento

Por | Temas de psicología infantil-juvenil

A menudo escuchamos a nuestros hijos repetir que «están aburridos». Lo más probable es que lo hagan en tono de queja, como si nos dijeran: «¡Ayuda! No tengo nada interesante que hacer, y quiero que tú lo soluciones».

Parece como si en nuestra cultura occidental, industrializada, el «no hacer» fuera un error, como si la acción constante fuera el único estado en el que deberíamos encontrarnos siempre, y una vez que esta se detiene, entramos en pánico pensando que estamos perdiendo el tiempo.

Si a esto le añadimos que vivimos un momento único en la historia de la infancia, en el que padres y madres sentimos una gran presión para dar a nuestros hijos lo mejor de todo, es fácil imaginar la presión que nos representa la queja de nuestros hijos aburridos.

Una respuesta a esta situación extrema, consecuencia de un mundo competitivo y consumista, es empezar a redescubrir los placeres simples de la vida, que en las familias significa pasar tiempo juntos. De este giro se deriva lo que se conoce como slow parenting o crianza lenta.

 

¿Qué es el slow parenting?

Es una filosofía de vida y de crianza de los hijos que cree que más deprisa no es siempre mejor, y que las personas y los niños necesitan menos actividades programadas y más tiempo en la naturaleza, menos entretenimiento y más paz interior.

Lento no significa hacer las cosas a una velocidad de tortuga, sino hacerlas a la velocidad adecuada. Esto implica calidad por encima de cantidad, y unas conexiones humanas reales y significativas que nos invitan a estar presentes en cada instante.

En un momento actual en el que todos estamos tan ocupados, tenemos que ser activos para hacer espacio a la familia. Sin embargo, empezar a cambiar la manera de hacer las cosas puede ser muy sencillo, con actividades simples como, por ejemplo, acordar hacer un desayuno especial un día concreto de la semana o ir a pasear una noche antes de ir a dormir.

Dedica un tiempo a observar a tus hijos, ya sea jugando, haciendo los deberes o merendando. Desconectar de los aparatos electrónicos y las redes sociales y salir juntos es también una buena forma de volver a conectar con la familia (salir al campo, mirar las estrellas, jugar en el parque…). Los niños pueden aprender mucho sobre la gente y sobre ellos mismos simplemente jugando con la familia.

¿Por qué es necesario el aburrimiento?

Es importante enseñar a nuestros hijos a ver el aburrimiento no como un estado negativo, sino como una situación llena de posibilidades.

Con el aburrimiento llegan la creatividad y la resolución de problemas. Solucionar el aburrimiento de los niños con una lista de ideas o proponiendo una actividad enseguida es castrar sus propias capacidades de resolución de problemas e impedir que gestionen su propio tiempo.

  • Evita regañar a tus hijos cuando se quejen de que están aburridos diciéndoles por ejemplo que los niños en África no se aburren; esto solo les crea vergüenza y no les ayuda.
  • No les critiques nunca por “no hacer nada». La mayoría de nosotros pasaremos nuestra vida adulta intentando aprender a no hacer nada.
  • No elimines su aburrimiento. Si realmente necesitan ayuda, haz un cambio menor: abre una ventana, reproduce música o coloca un libro o un puzle en la mesa sin hacer ningún comentario.
  • No los distraigas. No los interrumpas ni comentes nada mientras están inmersos en su propia actividad, ya que esto reduce su foco de atención y lo redirigen para buscar constantemente la próxima distracción.
  • Planifica menos. Programa una única actividad al día, como visitar un museo, ir al parque o jugar a algún juego.
  • Respeta sus preferencias. Si vais a un museo o a un parque de atracciones, no hay ninguna necesidad de «verlo todo» (aunque quieras amortizar el dinero de las entradas), de modo que si tus hijos quieren subir a la misma atracción una y otra vez, respétalos. Cada actividad tiene un valor.
  • Da ejemplo. Disfruta de tu tiempo libre delante de tus hijos leyendo un libro, haciendo meditación o escuchando música.
  • Déjales solos. Los niños (incluso los más pequeños) a veces desean estar solos un rato. Asegúrate de que estarán bien y hazles saber que estás cerca, pero aléjate de ellos a menudo y permite que su juego y su privacidad les ayuden a desarrollar su propio ritmo y sus intereses.

Teoría del apego. El vínculo.

Por | Temas de psicología infantil-juvenil

La teoría del apego conceptualiza la tendencia de los seres humanos a crear fuertes lazos afectivos con determinadas personas, con el dolor emocional y otros trastornos de la personalidad como la ansiedad, la depresión y el alejamiento personal que se producen como consecuencia de la separación indeseada y de la pérdida afectiva.

En los primeros años de vida, el apego es el lazo afectivo que se establece entre el niño y una figura específica, que une a ambos en el espacio, perdura en el tiempo, se expresa en la tendencia estable a mantener la proximidad y les aporta sensación de seguridad.

Participación del niño en el proceso de apego

Se caracteriza por la búsqueda de proximidad con las personas con las que está vinculado y los contactos sensoriales privilegiados que se establecen entre el niño y los cuidadores principales.

La presencia de la figura de apego aporta una seguridad (base segura) que favorece la exploración por parte del niño. Ante la separación, el niño experimenta ansiedad, que se manifiesta por una activación de los esfuerzos para atraer a la figura de apego, seguidos de sentimientos de protesta, desolación y abandono frente a su pérdida.

Fases de la construcción del apego

  • 0-6 meses: se producen la construcción y el reconocimiento de la figura de apego.
  • 6 meses – 3 años: comienzan la experimentación y regulación del apego:
    • Se produce la búsqueda ante una amenaza.
    • Es posible que se produzcan el alejamiento y la exploración en momentos o fases de tranquilidad.
  • Final del primer año: se producen la internalización de la relación de apego y la estabilidad en el niño y en la familia.
  • A partir de los 3 años: se produce la activación del apego. La figura de apego es percibida como “separada”, lo cual genera comportamientos complejos activadores del apego para evitar la separación. Es un mecanismo más sutil que el enfado o la rabia.
  • Adolescencia: desapego, duelo y reapego. Es una etapa turbulenta generada por la complejidad del desapego de las figuras parentales, en la que el adolescente tiene que aprender a tolerar el duelo de esta pérdida. De este modo, se produce el reapego a nuevas figuras (tanto adultos como iguales).
  • Vida adulta: apego entre iguales.

Tipos de apego durante los primeros 2 años de vida

  • Apego seguro:

El niño tiene confianza en la disponibilidad, comprensión y ayuda que la figura parental le dará en situaciones adversas. Se siente animado a explorar el mundo. Manifiesta una búsqueda activa de contacto con la madre y ofrece respuestas adecuadas ante ella. Expresa una amplia gama de sentimientos positivos y negativos. Este tipo de apego evoca sentimientos de pertenencia, de aceptación de sí mismo y de confianza de base.

¿Cómo se muestran los padres-madres de niños con tipos de apego seguro?

La figura parental (generalmente la madre) está fácilmente disponible, atenta a las señales del niño y preparada a responder, ofreciendo contacto al niño cuando llora. Es capaz de visualizar las necesidades del niño en sí mismas, y no como necesidades propias o ataques a su integridad.

  • Apego inseguro huidizo-evitativo:

El niño tiende a ignorar o esquivar a su madre (por ejemplo, evitando el contacto o la mirada). A su vez, la evitación del hijo puede amplificar la conducta parental que ha generado esta percepción en el hijo. Muestra la misma ansiedad o incluso más ante los padres que ante figuras extrañas. Manifiesta una impresión general de indiferente o frío con el adulto. Parece intentar vivir la propia vida emocional sin el apoyo y el amor de los otros, desde una tendencia a la autosuficiencia y con una ausencia casi total de expresiones de miedo, malestar o rabia.

¿Cómo se muestran los padres-madres de niños con tipos de apego huidizo-evitativo?

Se relacionan con el niño con una mezcla de angustia, rechazo, repulsión y hostilidad. Esto se expresa en actitudes controladoras, intrusivas y sobreestimulantes. Reaccionan sintiéndose amenazados por los lloros o las necesidades insatisfechas del niño, no controlan la situación para actuar en consecuencia. Ante ello, niegan sus necesidades: toman distancia con el estado emocional del niño, forzándole a modificar su estado emocional o distorsionando los sentimientos en otros más tolerables.

  • Apego inseguro ansioso-ambivalente:

El niño no tiene la certeza de que la figura parental esté disponible o preparada para responder. La presencia de la madre no le calma después de una ausencia corta. Manifiesta ambivalencia: puede reaccionar hacia su madre con cólera, rechazando el contacto o la interacción, y enseguida buscar ansiosamente el contacto. Se da una oscilación entre búsqueda y rechazo de la madre. Es propenso a la angustia por separación, por lo que tiende a aferrarse a la madre. La exploración del mundo le genera ansiedad, por lo que hay una ausencia de conductas exploratorias.

Esta modalidad de apego se crea en torno a una figura parental que unas veces está disponible y otras no. También la potencian las separaciones y las amenazas de abandono como medio de control. Se dan manifestaciones de rabia, miedo y malestar de forma prolongada y exagerada.

¿Cómo se muestran los padres-madres de niños con tipos de apego ansioso- ambivalente?

El elemento que más llama la atención es la falta de “sincronía emocional” con el niño. Puede haber periodos de ausencia física de la madre, pero sobre todo se produce una ausencia de disponibilidad psicológica, que convierte los cuidados en incoherentes, inconsistentes e impredecibles. En resumen, no responden al niño, pero no lo rechazan.

  • Apego inseguro desorganizado-indiscriminado:

En el contexto de un modelo relacional de carácter caótico, cambiante e indiscriminado (se apegan, se desapegan para apegarse a otro, pero siempre de manera superficial), se produce un modelo de vinculación “utilitario” ante rupturas previas, para protegerse de la frustración y la vulnerabilidad. Se produce por tanto una relación desorganizada y cambiante con adultos, mediante comportamientos aparentemente “casuales”, confusos y desorganizados. Hay una oscilación desorganizada entre búsqueda y evitación.

¿Cómo se muestran los padres-madres de niños con tipos de apego desorganizado-indiscriminado?

Prácticas parentales altamente incompetentes y patológicas como consecuencia de haber sufrido experiencias muy traumáticas y/o pérdidas múltiples no elaboradas en la propia infancia. Nos encontramos con padres-madres con incompetencias parentales severas y crónicas, con frecuencia irrecuperables: patologías psiquiátricas crónicas, alcoholismo y toxicomanías. Es frecuente el estilo parental violento, desconcertante e impredecible. Se produce aquí una paradoja vital: si el niño se acerca buscando apego, provoca ansiedad en el progenitor; si se aleja, este se siente provocado y canalizará su ansiedad mediante comportamientos hostiles y de rechazo.

¿Qué es la disforia de género?

Por | Temas de psicología infantil-juvenil

A los niños que sufren disforia de género a menudo se les llama “transgénero”, término que describe a alguien que no se identifica con las características del sexo con el que ha nacido.

Ser transgénero no es un trastorno psiquiátrico, pero puede ser una fuente importante de estrés para los niños, que a menudo sufren acoso, exclusión y otras formas de estigma.

Los jóvenes transgénero sienten profundamente que son, o desean ser, del otro género. No solo quieren vestirse, actuar y ser aceptados como personas del otro género, sino que pueden sentirse extremadamente incómodos en sus cuerpos y desean cambiarlos, a través de la terapia hormonal o la cirugía, para alinearse con su identidad. Las niñas que hacen la transición para convertirse en hombres son hombres transgénero; los niños que hacen la transición para convertirse en mujeres son mujeres transgénero.

La desconexión entre su género experimentado y su género asignado puede causar una angustia aguda llamada disforia de género, que puede ser una fuente de profundo sufrimiento.

Los adolescentes transgénero a menudo son vulnerables al acoso y al rechazo familiar. E incluso cuando tienen el apoyo de la familia, puede ser una transición muy difícil tanto para los adolescentes como para los padres.

¿Cómo se puede detectar la disforia de género?

La disforia solo se diagnostica si un niño experimenta un sufrimiento severo por ser transgénero o tiene un desempeño deficiente en la escuela, en el hogar o en entornos sociales.

Señales:

  • Incongruencia marcada entre el género que el niño siente o experimenta y el género que se le asignó biológicamente.
  • Sentimientos de estar atrapado dentro de un cuerpo con cuyo género no se identifica.
  • Preferencias definidas para ropa, juguetes y actividades comúnmente asociadas al género contrario.
  • Afirmaciones hechas por el niño de que es del otro género o tiene planes de ser del otro género en su madurez.
  • Disgusto intenso por la anatomía sexual propia.
  • Fuerte anhelo de obtener características sexuales del género que el niño experimenta.

¿Qué es la expresión de género?

El género se expresa a través de la propia personalidad, apariencia y comportamiento, típicamente como masculino o femenino. El hecho de divergir del género asignado, lo que se llama “no conformidad de género”, puede manifestarse a partir de los 2 o 3 años, cuando los niños empiezan a ser conscientes de la noción de género.

Es normal en su desarrollo que los niños exploren varios modos de expresión de género a lo largo de la infancia. Algunos niños no conformes con su género, cuando son pequeños, no se asocian con la expresión de género masculina o femenina en cosas como ropa, juguetes, actividades o preferencias en amigos, y se mantienen neutrales. Otros, típicamente, se presentan como hombres o mujeres y sorprenden a sus padres cuando declaran su género afirmado.

¿Qué tratamientos hay para la disforia de género?

El tratamiento para la disforia de género varía en función de lo que necesita cada paciente. Implica comprender y validar sus emociones y trabajar con ellos para ayudarlos a aliviar su angustia. Si se les diagnostica ansiedad o depresión, se les trata con terapia y/o medicación.

Para tratar con la desconexión de género es necesario trabajar con las habilidades de afrontamiento y el entorno para ayudarlos a ser quienes quieren ser. Tanto para el niño como para la familia, la transición implica una serie de decisiones y desafíos a medida que avanzan.

La terapia hormonal y la cirugía son opciones que desean muchos pacientes, pero no todos. Algunos quieren ser tratados como personas de su género afirmado, pero pueden no sentir la necesidad de seguir todos estos pasos para abordar la disforia.

Aunque posponer el tratamiento con hormonas o la cirugía hasta la edad adulta puede parecer la opción más prudente, con el fin de dar tiempo a los adolescentes para que estén seguros de que esto es lo que quieren, también hay razones para actuar lo antes posible.

Una vez que comienzan a atravesar la pubertad, las complicaciones de cualquier transición médica o quirúrgica pueden ser mayores, y cuanto más se alarga la situación mayor es el tiempo de convivencia con esa disforia o esa angustia, por lo que los riesgos son mayores.

¿Qué es la supresión de la pubertad?

El tratamiento hormonal que suprime la pubertad durante varios años es una estrategia para ganar tiempo mientras se toma una decisión con seguridad. Al detener la pubertad, los niños no tienen que preocuparse por esas características sexuales secundarias (como la profundización de la voz, el desarrollo de los senos o incluso la menstruación) y se reduce la angustia adicional de que su cuerpo actúe de una forma que no se corresponde con cómo se sienten por dentro.

 

Cómo ayudar a nuestros hijos a afrontar el duelo durante la Covid

Por | Temas de psicología infantil-juvenil

La pérdida de un ser querido es uno de los episodios más dolorosos y traumáticos que puede afrontar una persona. Por este motivo, generalmente cuesta hablar de ello, pero el duelo es una etapa necesaria para superar la pérdida.

No hay una forma única de vivirlo, cada uno expresa su malestar a su manera y todas son válidas. En la situación actual de pandemia de Covid, podemos encontrarnos con situaciones de muerte repentina, sin posibilidad de prepararnos, de despedirnos ni de llevar a cabo las ceremonias habituales. En estos casos, será importante buscar la manera de ayudar a nuestros hijos a elaborar el duelo.

Comunicación

En primer lugar, siempre que sea posible serán los padres los que comuniquen la muerte de un ser querido a los niños. Se hará lo antes posible pero en persona, de forma calmada y en un lugar tranquilo y seguro donde el niño pueda expresar libremente lo que sienta.

El mensaje debe ser breve pero comprensible, explicando que ha pasado algo muy triste, que la persona querida ha muerto y que no podremos volver a verla.

Debemos responder a las preguntas que tenga con información real pero sin dar más de la que el niño pueda entender según su edad.

El niño debe estar acompañado durante todo el tiempo y debemos transmitirle que no estará solo y que cualquier respuesta emocional que tenga será adecuada.

A veces los adultos evitan hablar de la muerte con sus hijos porque piensan que así les protegen del sufrimiento, pero no solo no les ayudan a comprender lo que ha pasado sino que impiden que expresen sus emociones y que activen recursos personales que necesitarán a lo largo de su vida. Hablar de ello es necesario y permite al niño comprender la muerte y elaborar el duelo.

El concepto de muerte según la edad

1-2 años: los niños de esta edad aún no comprenden el concepto de muerte, pero sí perciben la ausencia de la persona. Por tanto, si la persona que ha muerto era una figura de referencia, el niño tendrá mucha angustia por separación. Percibirá los cambios que se produzcan a su alrededor y es posible que se muestre más irritable y que altere el sueño y la alimentación.

Se recomienda mantener las rutinas del niño en la medida de lo posible, explicarle que no se quedará solo, garantizar que tenga figuras de referencia conocidas en caso de que los padres no puedan estar y utilizar juegos o cuentos para hacer más fácil la comprensión de lo ocurrido.

3-6 años: para los niños de esta edad, la comprensión de la muerte es limitada: aún no entienden que se trata de algo irreversible y es posible que piensen que no les puede pasar a ellos ni a sus conocidos. También es posible que utilicen el pensamiento mágico para explicar la muerte del ser querido, y en este caso hay que estar alerta porque pueden pensar que ellos han sido los responsables.

Se recomienda ser claros y concretos cuando hablemos de la muerte con ellos, sin reprimir nuestros sentimientos, estar a su lado para darles seguridad y que sepan que hay alguien que estará con ellos incondicionalmente, utilizar cuentos o películas para ayudarles a entender mejor lo que pasa y hacer un ritual de despedida una vez finalizado el confinamiento si no ha sido posible hacerlo de forma presencial.

6-12 años: a esta edad, los niños ya tienen la capacidad de entender el concepto de muerte y su significado. Dado que son más curiosos, es posible que nos hagan todo tipo de preguntas, a las que debemos dar respuesta siempre que podamos.

Se recomienda intentar ser claros y sinceros con los aspectos reales de la muerte del ser querido para evitar miedos y fantasías en el niño, hablar de la persona fallecida para que puedan vivir el duelo y hacerles participar en rituales de despedida (escribir una carta de despedida, hacer un dibujo…) para que puedan expresar sus emociones.

Adolescentes: en esta etapa ya comprenden la muerte de una forma similar a la de los adultos, pero es posible que expresen sus emociones de forma diferente (mostrándose más irritables o manifestando poco sufrimiento) y pueden empezar a preocuparse por el impacto que la muerte tendrá en su vida.

Se recomienda ser claros y sinceros respecto a la muerte de la persona, escuchar sus opiniones y permitir que expresen sus emociones, hacerles participar activamente en los rituales de despedida siempre y cuando ellos quieran y estar disponibles pero respetando su propio espacio.

Coronavirus (COVID-19). ¿Es seguro para los niños regresar al colegio?

Por | Temas de psicología infantil-juvenil

¿Los niños pueden ir al colegio durante la pandemia?

Padres y cuidadores se plantean si es o no seguro que sus hijos vayan al colegio durante la pandemia de coronavirus. Hay que tener en cuenta muchas cosas: sus necesidades relacionadas con el trabajo, la educación y el cuidado de los hijos, las ventajas del aprendizaje presencial, y la salud y la seguridad de la familia.

Los niños pequeños y los niños con necesidades especiales aprenden mejor en la escuela. Los niños de secundaria y de bachillerato pueden ser más capaces de beneficiarse de la enseñanza a distancia.

¿Qué dicen los expertos?

Los expertos en salud afirman que para los niños ir al colegio es mejor para su salud física, mental, social y emocional. Tanto los expertos como los directores de los centros escolares y los profesores están haciendo muchos esfuerzos para hallar la forma de ayudar a prevenir la propagación del coronavirus.

Pueden limitar el aforo de las clases, escalonar los horarios u optar por el aprendizaje en línea. Los que opten por el presencial pueden exigir que tanto los niños como los profesores lleven mascarilla, mantengan la distancia social y sigan otras precauciones.

¿Es probable que mi hijo se contagie de coronavirus en el colegio?

Un niño tiene menos probabilidades de contagiarse que un adulto. Y, si lo hace, tiene menos probabilidades de presentar síntomas y de ponerse muy enfermo. Algunos niños desarrollan el síndrome inflamatorio multisistémico después de contagiarse con el coronavirus, pero es una afección muy poco frecuente.

¿Y si mi hijo u otro miembro de mi familia pertenece a un grupo de riesgo?

Es posible que algunas personas enfermen mucho si se contagian de coronavirus, sobre todo personas con problemas de salud como asma, diabetes o sistemas inmunitarios debilitados, así como personas mayores de 65 años. Por otro lado, los bebés menores de 12 meses enferman más que los niños más mayores.

Si tu hijo tiene un problema de salud crónico o vive con una persona de riesgo, deberás tener en cuenta el peligro de que traiga gérmenes del colegio a casa. Muchas familias en esta situación optan por el aprendizaje a distancia. El médico de tu hijo te puede ayudar a tomar esta decisión.

¿Va a seguir el colegio de mi hijo todas las medidas de seguridad relacionadas con el coronavirus?

Pregunta al colegio para averiguar las precauciones que van a tomar, como por ejemplo:

  • Limpieza y desinfección. Los centros deben seguir las indicaciones de las autoridades sanitarias en cuanto a limpieza y desinfección de las zonas comunes.
  • Cribado y monitorización. Los centros deben estar pendientes todos los días de si los alumnos presentan síntomas. Se puede tomar la temperatura y comprobar si hay síntomas. Si se detecta algún enfermo, hay que iniciar un proceso de aislamiento, informar de con quién se ha relacionado y mandarlo a casa.
  • Mascarilla. Todos los adultos deben llevar mascarilla, así como los alumnos de secundaria y de bachillerato. Los alumnos de preescolar y primaria también deben llevarla si son capaces de evitar tocarse la cara.
  • Lavado de manos. Tanto los alumnos como el personal del centro deben lavarse las manos con agua y jabón con frecuencia. También pueden usar gel desinfectante.
  • Distancia social (o física). Tanto los alumnos como el personal deben mantener entre sí una distancia mínima de 2 metros siempre que sea posible. En el aula, habrá que separar los pupitres entre 1 y 2 metros.
  • Clases reducidas. Algunos centros pueden limitar el número de alumnos por aula, escalonar los horarios o hacer una combinación de clases presenciales y clases en línea. También se pueden formar cohortes: grupos de alumnos y profesores que permanecen juntos toda la jornada escolar.
  • Clases en el exterior. Realizar clases y actividades al exterior lo máximo posible.
  • Comer en el aula. Hacer que los alumnos coman dentro de las aulas en vez de hacerlo en el comedor.

Seguir estas prácticas reducirá las probabilidades de que el coronavirus se propague en los centros. Aun así, los colegios deberían tener preparado un plan para el caso de que haya contagios, como por ejemplo el aprendizaje a distancia a tiempo completo.

Cómo crear un hogar que fomente la lectura

Por | Temas de psicología infantil-juvenil

Tener la casa llena de materiales de lectura es una buena forma de ayudar a los niños a convertirse en ávidos lectores.

 Dispón de una selección variada de materiales de lectura

 Libros de cartón o con varias texturas para los bebés; libros que contienen las letras del abecedario, rimas e ilustraciones para los niños de preescolar; libros de ficción, no ficción y poesía para los niños de primaria…

Además, también pueden disfrutar de revistas, audiolibros, periódicos, cómics, juegos de inicio a la lectura y al abecedario en ordenadores o tabletas, libros electrónicos, etc.

Los niños pueden entender relatos que a lo mejor no son capaces de leer por sí mismos. En este caso, es una buena idea leer juntos. Ellos pueden observar las ilustraciones y hacer preguntas mientras van siguiendo lo que tú les lees.

Portrait of young woman reading book to children cuddling under plaid cover in cozy living room

Procura tener el material de lectura a mano

Guarda los libros con otros juguetes para facilitar que tus hijos pequeños los encuentren. Los libros de plástico incluso se pueden meter en la bañera con ellos. Pon también varios libros cerca de los sofás, donde la familia suele acurrucarse, para que los puedan leer después de comer o de hacer la siesta.

Para los niños más mayores, guarda los libros en estantes que estén a su alcance, o bien en un cesto, en sus lugares favoritos de la casa.

Crea un lugar especial y agradable para leer

  • Crea un rincón acogedor para la lectura y anima a tus hijos a usarlo estableciendo un período de «tiempo para leer» cada día.
  • Asegúrate de que las áreas de lectura están bien iluminadas.
  • Cambia los materiales a menudo; añade libros adecuados para cada estación del año, renueva las revistas e incluye libros sobre temas que interesen a tus hijos o que estén estudiando en el colegio.
  • Decora el rincón con manualidades o escritos de tus hijos.
  • Coloca un reproductor de CD cerca para que puedan escuchar audiolibros.

Estimula la creatividad

Anima a tus hijos a fabricar sus propios libros, pósteres o collages y a decorarlos con dibujos y escritos. A los niños les encanta leer cosas que han escrito por su cuenta y compartir sus creaciones con sus familiares y amigos. Pídeles que representen lo que han escrito haciendo teatro.

Crea una buena atmósfera para la lectura

  • Limita el tiempo que tus hijos pasan delante de pantallas (televisor, ordenador, tableta, teléfono y videojuegos) para asegurarte de que disponen de tiempo para leer.
  • Convierte la lectura en una actividad familiar. Asegúrate de dar un buen ejemplo a tus hijos leyendo tú mismo y de pasar tiempo juntos mientras cada uno lee su propio libro (aunque sea electrónico).
  • Ofrécete a leer a tus hijos libros en voz alta o pídeles que te lean páginas de sus revistas o libros favoritos. Convierte en un hábito el hecho de sentaros juntos acurrucados en el sofá en torno a un libro.

Ansiedad por separación

Por | Temas de psicología infantil-juvenil

Las despedidas llenas de llantos y rabietas son habituales en los primeros años de la vida de un niño. Alrededor del primer cumpleaños, muchos niños desarrollan ansiedad por separación, alterándose cuando uno de sus padres intenta dejarlos con otra persona. Disponer de algunas estrategias puede ayudaros tanto a ti como a tu hijo a sobrellevar esta etapa.

Aparición de la ansiedad por separación

Siempre que se satisfagan todas sus necesidades, los bebés se adaptan bastante bien a otros cuidadores. Lo más probable es que sean los padres quienes tengan más ansiedad al separarse de sus bebés.

Entre los 4 y los 7 meses, los bebés desarrollan el sentido de “permanencia de objeto”: empiezan a darse cuenta de que las cosas y las personas existen aunque no las puedan ver. Aprenden que, cuando no ven a mamá y papá, significa que se han ido. Todavía no comprenden el concepto del tiempo, de modo que no saben que volverán y se pueden alterar en su ausencia.

Entre los 8 meses y el año, los niños se vuelven más independientes, pero se sienten todavía más inseguros cuando se separan de sus padres. Es en esta etapa cuando se desarrolla la ansiedad por separación. Ya sea que te vayas a la habitación de al lado durante unos segundos, dejes a tu hijo con un cuidador por la tarde o lo lleves a una guardería, podría reaccionar llorando, aferrándose a ti y resistiéndose a que lo atienda otra persona.

La ansiedad por separación puede aparecer desde los 8 meses hasta los dos años y medio. Algunos niños nunca la llegan a experimentar, mientras que otros pueden sufrir acontecimientos vitales estresantes (como un nuevo cuidador, el nacimiento de un hermano, un cambio de domicilio, etc.) que pueden desencadenar sentimientos de ansiedad con respecto a separarse de sus padres.

¿Cuánto dura la ansiedad por separación?

Puede durar, dependiendo del temperamento de cada niño y de cómo respondan sus padres, desde la primera infancia hasta la escuela primaria.

Cuando la ansiedad interfiere en las actividades normales del niño, puede ser un indicador de que padece un trastorno de ansiedad más profundo. Si aparece de repente en un niño mayor, podría haber otro problema, como acoso escolar o malos tratos.

¿Qué sientes ante la ansiedad de tu hijo?

La ansiedad de tu hijo te puede hacer sentir una variedad de emociones. Por un lado, puede ser agradable sentir que tu hijo, por fin, te corresponde con el apego que siente por ti. Por otro lado, también es posible que te sientas culpable por tomarte tiempo para ti, ir a trabajar o dejar a tu hijo con un cuidador. También puedes sentirte agobiado por la gran cantidad de atención que parece necesitar.

Ten en cuenta que el hecho de que tu hijo no quiera que te vayas es una buena señal de que se ha establecido un apego saludable entre ambos. Al final, acabará por recordar que cuando te vas siempre vuelves, y eso será suficiente para que te quedes tranquilo mientras estás fuera. Esto también ofrece a los niños la oportunidad de desarrollar habilidades de afrontamiento y un poco de independencia.

Haz las despedidas más fáciles

  • El momento lo es todo. Intenta no empezar a llevar a tu hijo a una guardería donde lo cuidará una persona desconocida entre los 8 meses y el año de edad, cuando es más probable que aparezca la ansiedad por separación por primera vez. Así mismo, intenta no separarte de él cuando esté cansado, hambriento o inquieto. De ser posible, programa el momento de tus salidas para después de las siestas o de las comidas.
  • La importancia de practicar. Practica con tu hijo el estar separados el uno del otro, y ve presentándole, poco a poco, personas y lugares nuevos. Si piensas dejarlo al cuidado de un familiar o de un canguro nuevo, invita a la persona antes para que pasen un tiempo los dos juntos mientras tú estás en la misma habitación. Si va a empezar a ir a una nueva guardería, visitad el lugar juntos varias veces antes de dejarlo allí durante el horario completo. Practica dejarlo con un cuidador durante períodos cortos, para que pueda ir acostumbrándose a estar separado de ti.
  • Mantén la calma y sé coherente. Crea un ritual de despedida, donde puedas decirle «adiós» de forma agradable y cariñosa, pero también con firmeza y sin vacilaciones. Mantén la calma y trasmite confianza a tu hijo. Asegúrale que vas a volver y explícale cuánto tardarás en regresar utilizando conceptos que pueda entender (por ejemplo, después de comer). Concédele toda tu atención al despedirte, y cuando digas que te vas, vete; si vuelves, solo empeorarás las cosas.
  • Cumple tus promesas. Es importante que te asegures de regresar cuando hayas prometido hacerlo. Esto es fundamental; así, tu hijo desarrollará la confianza de que puede sobrellevar este tiempo de separación.

Por muy difícil que te resulte separarte de tu hijo mientras llora y grita tu nombre, es importante que confíes en que tu cuidador podrá hacerse cargo de la situación. A los pocos minutos de irte, es posible que ya se haya tranquilizado y esté jugando con sus cosas.

Si estás cuidando al hijo de otra persona que está experimentando ansiedad por separación, intenta distraerlo con una actividad, un juguete, canciones o juegos. Trata de no mencionar a sus padres, pero responde a sus preguntas de forma clara y directa (por ejemplo, “Mamá y papá volverán cuando acaben de cenar. ¡Juguemos con este juguete tan divertido!”).

Es algo temporal

Recuerda que esta fase pasará. Si a tu hijo nunca lo ha cuidado nadie más que tú, si es tímido por naturaleza o está sometido a otros factores estresantes, su ansiedad por separación podría ser peor para él que para otros niños.

Confía en tu instinto. Si tu hijo se niega a estar con un cuidador en concreto o a ir a una determinada guardería o muestra signos de tensión, como dificultad para dormir o pérdida del apetito, podría haber algún problema relacionado con la persona o la situación encargadas de cuidarlo.

Si hay una ansiedad intensa que se mantiene durante la etapa de preescolar, la escuela primaria o más adelante e interfiere en las actividades cotidianas de tu hijo, habla con su médico. Podría indicar un problema más grave conocido como trastorno de ansiedad por separación, que les produce miedo a perderse y les hace creer que les ocurrirá algo malo. Estos son los signos más habituales de este trastorno:

  • síntomas de ansiedad (náuseas, vómitos, dificultad para respirar) o crisis de ansiedad (o ataques de pánico) antes de que uno de los padres salga de casa;
  • pesadillas relacionadas con la separación;
  • miedo a dormir solo;
  • preocupación excesiva por perderse, ser secuestrado o ir a sitios sin sus padres.

En la mayoría de los niños, la ansiedad por separarse de sus padres se supera sin necesidad de recibir atención médica. No obstante, si te preocupa esta cuestión, habla con el médico de tu hijo.

¿Qué es el sexting?

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El sexting es una palabra inglesa que hace referencia a enviar o recibir mensajes de texto, imágenes o vídeos de claro contenido sexual por teléfono o por Internet.

Puede incluir fotos de una persona desnuda o prácticamente desnuda, vídeos donde se muestran actos sexuales o gente desnuda, y mensajes de texto que proponen mantener relaciones sexuales o hacen referencia a actos sexuales.

¿Por qué los adolescentes envían este tipo de mensajes?

La mayoría de los adolescentes tienen varias formas de presencia en línea, mediante móviles, tabletas u ordenadores que se pueden usar estando a solas. Es muy fácil que creen y compartan fotos y vídeos personales sin que lo sepan sus padres.

Muchas chicas hacen sexting a modo de broma, para llamar la atención o porque los chicos las presionan a hacerlo. Para algunos adolescentes, es prácticamente una conducta normal, una forma de ligar, de parecer enrollado o de ser popular. Esta conducta se reafirma cuando salen a la luz fotos o vídeos de contenido sexual de personajes famosos, que en vez de avergonzarles suelen reportarles más fama y reconocimiento.

¿Qué problemas puede conllevar el sexting?

Los adolescentes deben saber que los mensajes, fotos o vídeos que se envían nunca son realmente privados ni anónimos. Aunque estén pensados solo para una persona en concreto, una vez enviados se deja de tener el control sobre ellos y en pocos segundos pueden estar a la vista de todo el mundo. Mucha gente los puede ver y puede ser imposible borrarlos de Internet.

Si se hace pública una imagen comprometedora o se envía a otras personas, tu hijo puede sentirse humillado, avergonzado y ridiculizado públicamente. Es posible que repercuta en la imagen que tiene de sí mismo e, incluso, que le lleve a una depresión y a otros problemas de salud mental.

¿Cómo puedo ayudar a mi hijo?

A los adolescentes les puede costar calcular las consecuencias a largo plazo de sus actos impulsivos y pueden no entender que “compartirlo todo” ahora puede poner en peligro su reputación en el futuro.

  • Explica a tu hijo, desde que es pequeño y con frecuencia a lo largo de los años, que las fotos, los mensajes de correo electrónico o los mensajes de texto pueden existir para siempre en el ciberespacio y que, en cuanto se envían, no se pueden recuperar.
  • Dile que se haga la siguiente pregunta antes de enviar o publicar cualquier cosa: ¿me gustaría que cualquier persona viera esto? Si la respuesta es no, entonces no debería enviarlo ni publicarlo.
  • Adviértelo de que una foto tomada de forma precipitada en el teléfono se puede reenviar a sus amigos, publicarse en Internet o imprimirse y distribuirse. Incluso enviar imágenes a la pareja puede crear problemas si esta la distribuye después de romper.
  • Habla con tu hijo sobre la responsabilidad personal, los límites personales y cómo resistir a la presión de grupo. Hazlo a menudo, no solo cuando surjan problemas.
  • Y déjale bien claro que habrá consecuencias si te enteras de que hace sexting (como confiscarle los dispositivos electrónicos y ponerle límites sobre cuándo puede utilizarlos).

Juguetes inteligentes para cada edad

Por | Temas de psicología infantil-juvenil

Cuando ves la cara de concentración que pone un niño al tratar de encajar un bloque en un agujero cuadrado o de coger una pelota al aire, te das cuenta de que jugar no es solo un entretenimiento: es una tarea seria.

Los juguetes entretienen y educan al mismo tiempo, y no todos son iguales.

Bebés

Durante el primer año de vida, el juego se limita a la exploración. Los bebés utilizan los cinco sentidos para comprender el nuevo e interesante mundo que los rodea. La mayor parte del juego consiste en “saborear” o ponerse el objeto en la boca, agitarlo, golpearlo o dejarlo caer.

Cuando el bebé desarrolla nuevas aptitudes motoras, el juego es más coordinado y complejo. A los 4 meses comienzan a agarrar objetos, como un sonajero; a los 6 o 7 meses pueden pasarse el objeto de una mano a la otra; y alrededor de los 9 meses empiezan a desarrollar una prensión de pinza que les permite recoger objetos pequeños. Durante esta etapa, el juego es en general una actividad solitaria, hasta el final del primer año de vida, cuando es común que jueguen con otros bebés.

A partir de aquí, la interacción con otros se vuelve muy importante, pero tú sigues siendo su “amigo” preferido. Tus interacciones con ellos les ayudan a aprender el idioma, comprender la manera en la que las cosas se relacionan unas con otras dentro del entorno y saber qué sabor, olor, sonido y tacto tienen.

Juguetes inteligentes para bebés

  • Móviles musicales. Los objetos en movimiento sobre la cuna del bebé estimulan su vista y desarrollan su capacidad de atención.
  • Espejos. Al principio, el bebé estará fascinado por el cambio de expresiones de su cara al mirarse en el espejo; con el paso del tiempo se dará cuenta de que se trata de su propio reflejo. A partir de aquí desarrollará más autoconciencia e impulsará descubrimientos sobre sí mismo y su cuerpo.
  • Cono de aros. Al principio, el bebé simplemente agarrará y morderá los aros, pero más adelante practicará aptitudes motoras, tratando de colocar los aros de diferentes tamaños y colores en el cono.
  • Juguetes de arrastre y empuje. Son aptos para practicar el equilibrio y el desarrollo de los músculos gruesos que le permitirán andar, correr y trepar más adelante. A partir de los dos años los usará para controlar su velocidad.

Niños de 1 a 3 años

Los niños de 1 a 3 años son más conscientes de la función de los objetos. Pueden apilar bloques, balbucear en un teléfono o hacer sonar la sirena de un camión de bomberos de juguete. También empiezan a diferenciar los colores y las formas.

A esta edad surge el concepto de jugar a ser otra persona. A los dos años la mayoría pueden lanzar una pelota, dibujar garabatos y hacer torres de bloques. Y a los tres años pueden resolver rompecabezas simples y pedalear un triciclo.

Juguetes inteligentes para niños que ya caminan

  • Pelotas. Botar, rodar, coger o lanzar una pelota estimula las aptitudes motoras gruesas, la coordinación entre la vista y las manos y la destreza.
  • Juguetes de piezas con formas. Los rompecabezas o los bloques que encajan unos con otros y los recipientes con agujeros de diferentes tamaños ayudan al desarrollo de la coordinación entre la vista y las manos y de las aptitudes para resolver problemas.
  • Juguetes mecánicos. Los juguetes o las cajas que se abren automáticamente o que contienen botones o palancas ayudan a mejorar las aptitudes motoras finas y de solución de problemas y enseñan la relación causa-efecto.
  • Juguetes para juegos de roles. Cocinas, herramientas médicas y palos de golf les ayudan a comprender la manera en la que funciona el mundo imitando lo que hacen los adultos. Las muñecas y los animales de peluche les permiten ser otra persona u objeto y fomentan su desarrollo social y emocional enseñándoles a expresar sus emociones.

Niños de preescolar

A esta edad, los niños utilizan los juguetes y otros objetos para lo que han sido diseñados y les adjudican muchas otras posibilidades: una manta colocada sobre una mesa se convierte en un escondite secreto.

Para los niños de preescolar, el mundo se convierte en un lugar mágico sin límites, y ellos son los amos y señores de todo. Pueden pensar que tienen poderes mágicos, luchar contra monstruos y convertirse en princesas o hadas. En general, te llevarán a un mundo de fantasía donde tendrás que cumplir algún rol. También es en esta etapa cuando suelen aparecer los amigos imaginarios, lo que les ayuda a gestionar sus miedos, ansiedades y esperanzas.

Juguetes inteligentes para niños en preescolar

  • Trabajos artísticos y manualidades. Actividades como dibujar los miembros de la familia y usar tijeras para cortar aumentan la coordinación, la creatividad y la autoestima.
  • Bloques y elementos para construir. Construir torres, vehículos y animales a partir de elementos simples de construcción estimula su imaginación, sus aptitudes de solución de problemas y su coordinación entre la vista y las manos.
  • Rompecabezas. Les ayudan a aumentar la coordinación y la destreza y a comprender las relaciones espaciales y el pensamiento lógico.

Niños mayores

Los niños de primaria comprenden el mundo que los rodea y empiezan a mostrar sus talentos e intereses, como la lectura o la música. También empiezan a dominar aptitudes que antes eran un desafío y a perfeccionar su capacidad física y las aptitudes motoras finas y gruesas, como al aprender a ir en bicicleta o en patinete.

La relación con sus amigos gana importancia y es posible que estén más interesados en jugar con sus compañeros que contigo, pero recuerda que sigues siendo su compañero de juegos más importante, por lo que debes encontrar tiempo para jugar con ellos.

Juguetes inteligentes para niños mayores

  • Saltar a la comba. Al jugar con amigos, aprenden a turnarse y a llevarse bien, mientras que los saltos y la coordinación necesaria alientan su desarrollo motor grueso.
  • Cartas y juegos de mesa. Les enseñan estrategia, turnos y justicia. Anímalos a cooperar y ayúdalos a aprender a controlar las emociones que les surgen al ganar y perder.
  • Instrumentos musicales. Aprender a tocar un instrumento mejora su capacidad de prestar atención y sus aptitudes motoras finas.
  • Juguetes de ciencia. Los juegos de química, los telescopios y otros juegos que promueven el descubrimiento y la solución de problemas les ayudan a mejorar su capacidad en matemáticas y ciencia y desarrollan su imaginación.

El juguete perfecto: tú

Es cierto que los niños pueden, y deben, jugar solos, pero no subestimes tu papel. Tú eres quién le facilitas los juguetes y lo alientas a imitarte. Y cuando te sientas a su lado mientras pinta, dibuja o lee, le estás dando la atención que necesita para fortalecer su autoestima y sentirse querido y seguro.

Los juguetes son las herramientas que los ayudan a desarrollarse, pero los padres son los que alimentan este crecimiento.

Cómo explicar a los niños los motivos del aislamiento por coronavirus

Por | Temas de psicología infantil-juvenil

Es importante hablar con los niños sobre lo que está sucediendo respecto al coronavirus. Los niños detectan cuando algo no va bien, y si no les explicamos qué es el coronavirus o el aislamiento, pueden recurrir a argumentos fantasiosos para compensar la falta de información y corremos el riesgo de que imaginen escenarios aterradores y distantes de la realidad.

Siempre es preferible que den la información los adultos de referencia, teniendo en cuenta la edad y el grado de madurez de los niños y que lo que les digan debe ser cierto.

El objetivo principal es reducir su sensación de ansiedad y calmarlos. Si no sabemos cómo empezar la conversación, es mejor preguntar qué saben ellos antes de abordar el tema directamente. No todas las noticias son ciertas o igual de fiables, así que está bien saber qué saben y enseñarles a preguntar y buscar fuentes fiables.

Es relevante comentar este tipo de situaciones con los niños para que no se asusten con información falsa y también para que aprendan a desarrollar estrategias que puedan funcionar en otras situaciones. Por ejemplo, el hecho de lavarse las manos con agua y jabón es importante para la COVID-19, pero también para la gripe y otras enfermedades.

Como ponerlos en situación:

  • Los explicaremos qué sabemos sobre el coronavirus: el coronavirus provoca infecciones respiratorias en humanos, mayoritariamente síntomas leves. Sin embargo, algunas personas han muerto. Se descubrió en China en diciembre, y desde entonces se ha extendido por todo el mundo.
  • Los explicaremos qué son el aislamiento y la cuarentena: son métodos que se utilizan para contener o minimizar las enfermedades infecciosas reduciendo su transmisión. La cuarentena hace referencia a la separación y restricción de movimiento de aquellas personas que han estado potencialmente expuestas al virus para determinar si están enfermas o no. El aislamiento se refiere a la separación de las personas diagnosticadas de las personas sanas. En definitiva, son una medida de prevención tanto para no ponerse enfermos ellos como para no contagiar a los demás.
  • Les explicaremos cuántos días han recomendado los profesionales sanitarios que debe durar la situación y dónde se quedarán y con quién.
  • Durante la explicación pueden ponerse nerviosos o tener miedo y debemos dejar espacio para la expresión emocional, reconduciendo las reacciones descontroladas que no les ayuden.
  • Nos mostraremos siempre abiertos a resolver dudas y a compartir reflexiones.

Cómo organizar el confinamiento:

La cuarentena o el aislamiento pueden tener efectos negativos sobre la salud psicológica de las personas, tales como provocar ansiedad o irritabilidad. Debemos ser activos para combatir estos posibles síntomas.

Debemos establecer unas rutinas que proporcionen a los niños seguridad y estabilidad en una situación nueva e incierta. Estas rutinas incluirán las diferentes comidas del día, el momento de higiene personal, espacios de juego y ocio, momentos de estudio, horas para hablar con el resto de la familia o con amigos y horas de descanso. Para que sean partícipes del proceso de aislamiento, podemos construir esta agenda o calendario conjuntamente, con colores y dibujos que los estimulen y ayuden a comprender todo lo que irá sucediendo los próximos días.

Deben entender que no son vacaciones, pero tampoco podemos permitir que el miedo o la ansiedad se apoderen de ellos. Mantendremos las rutinas programadas y estableceremos algunos momentos destinados a reflexionar sobre lo que está pasando, lo que piensan y lo que les preocupa.

Cómo responder a sus preguntas:

¿Qué me pasará? ¿Cómo sabré si tengo el coronavirus?

¿Recuerdas aquella gripe que cogiste el año pasado? Pues los síntomas son similares. Puedes tener fiebre, estar muy cansado y tener tos, tal vez te duele la garganta o la cabeza. A los adultos nos pasa lo mismo. Es importante que si te encuentras mal me lo cuentes para que podamos remediarlo.

Las personas mayores tienen síntomas más graves y deben tener mucho cuidado, porque además pueden tener otros problemas que las hagan empeorar.

De momento no hay ninguna vacuna, pero hay muchos científicos trabajando para que podamos curar el virus.

¿He hecho algo mal? ¿Estoy castigado?

No has hecho nada malo y esto no es ningún castigo. Los virus no son culpa tuya ni de nadie. Estamos en casa para recuperarnos y para no contagiar a nadie más. Debemos ser responsables y generosos, y eso significa no pasar el virus al resto de la gente.

Quizás has visto que hay gente que lleva mascarilla: también sirve para no contagiar a los demás.

¿Cuántos días tendré que estar en casa? ¿Cuándo podré salir a jugar?

Es importante asegurarnos de que no estamos enfermos antes de poder salir de casa. Como mínimo serán dos semanas, podemos poner un calendario y escribir cada día lo que iremos haciendo. ¿Dónde te gustaría poner el calendario? También es divertido aprender a llevar una agenda y cumplir los objetivos diarios. Es importante diferenciar el tiempo de estudio del tiempo libre.

¿Quién me cuidará? ¿Dónde está el resto de la familia?

Todos seguimos cuidando de ti, pero estos días en casa nos quedaremos con… (quien corresponda). Si quieres, podemos hablar con la familia una vez al día por Skype.

¿Cuándo podré ver a mis amigos?

No podrás verlos hasta que no salgamos de casa, pero podemos llamarles por teléfono o hacer una videollamada. También hay varios juegos y videojuegos online que puedes compartir con ellos aunque no estéis juntos.

¿Qué pasará con la escuela y con mis profesores?

De momento no irás a la escuela y tus profesores también se quedarán en casa. Estos días seguiremos haciendo deberes, no te preocupes para cuando vuelvas. Los profesores te explicarán cuándo haréis los trabajos o exámenes. Ahora lo importante es ponerse bien y no contagiar a nadie.

¿Es muy malo el virus? ¿Es peligroso?

Es peligroso si estás en contacto con una persona enferma, pero es cierto que la mayoría de veces los síntomas son leves, sobre todo en los niños. Es importante que te cuides para estar sano, y no solo ahora, siempre. Debes lavarte las manos con agua y jabón después de ir al baño y sobre todo si sales a la calle. Si te encuentras mal, debes explicárselo a un adulto y seguir siempre los consejos de los médicos.

¿Y si se muere alguien que conozco?

Los médicos y los profesionales sanitarios están poniendo mucho esfuerzo y horas de trabajo para impedir que la gente muera por este virus. Sin embargo, a veces las personas se ponen muy enfermas porque ya son muy mayores o porque tienen otras enfermedades y entonces pueden morir. Cuando alguien muere nos ponemos tristes, y en este caso aprenderemos juntos cómo superar la tristeza.

Pautas para los adultos que están en cuarentena o aislamiento:

  • Sé activo y establece rutinas.Las rutinas nos transmiten seguridad y nos ayudarán a combatir el aburrimiento y los pensamientos negativos.
  • Mantén el contacto social.Poder hablar con nuestros amigos y familiares es fundamental en nuestro día a día.
  • Controla los pensamientos negativos. Preocuparse es normal y está bien, pero es mejor destinar unos minutos al día para pensar en ello y no darle más vueltas.
  • Mira las noticias solo una vez al día.Los medios de comunicación dan información nueva constantemente, y esto puede aumentar nuestra sensación de ansiedad y angustia. Por lo tanto, es mejor mirar las noticias una vez al día y de la misma fuente fiable.

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