EL ABUSO INFANTIL

Por 12/11/2019 enero 27th, 2020 Temas de psicología infantil-juvenil

El abuso infantil se produce cuando un padre o cualquier otro adulto causa un daño físico o emocional a un niño. En términos generales, puede tener varias formas: abuso físico, abuso sexual, negligencia o abandono, y abuso emocional o psicológico.

Es posible que los niños que sobreviven al abuso sufran emocionalmente, aunque hayan superado las lesiones físicas. Por este motivo, suelen tener dificultades para establecer y mantener relaciones a lo largo de su vida y sufrir de poca autoestima, depresión, pensamientos suicidas u otros problemas de salud mental.

Abuso físico

Cuando la gente piensa en el abuso infantil, inmediatamente lo asocia con el abuso físico, como por ejemplo pegar, golpear o sacudir a alguien. Sin embargo, el abuso físico también incluye actos como mantener a un niño sumergido bajo el agua, atarlo, quemarlo con fuego o agua hirviendo o hacerle pasar hambre.

El traumatismo craneal, o síndrome del niño zarandeado, es una forma específica de abuso físico. La mayoría de los incidentes solo duran unos pocos segundos, pero es suficiente para causar daño cerebral y hasta producir la muerte de un bebé.

Abuso sexual

El abuso sexual ocurre cuando un niño es violado u obligado a realizar un acto sexual, pero también es cualquier tipo de contacto sexual con un niño o cualquier comportamiento que tenga como fin excitar a la persona que comete el abuso. Por lo tanto, no solo se considera abuso sexual mantener relaciones sexuales con un niño, tocar los genitales de un niño o hacer que el niño le toque los genitales a otra persona, sino también lo siguiente:

  • hacer que un niño pose para hacer fotos o vídeos pornográficos
  • contar chistes o historias con connotación sexual a un niño
  • exhibirse ante un niño o mostrarle los genitales o material pornográfico
  • obligar a un niño a desnudarse

Negligencia

La negligencia es cualquier acción, o inacción, de la persona a cargo del cuidado de un niño que le causa un daño físico o emocional. Por ejemplo, no proporcionarle comida, calefacción, abrigo (durante los meses de invierno) o una vivienda adecuada es considerado un acto de negligencia. Básicamente, se trata de cualquier cosa que interfiera con el desarrollo y el crecimiento del niño, como:

  • no proporcionar atención médica cuando el niño está enfermo o lesionado
  • encerrar a un niño en una habitación o un armario
  • poner a un niño en una situación de peligro en que pueda lesionarse físicamente

El abandono es un tipo de negligencia. Consiste en dejar solo a un niño durante un período de tiempo prolongado o descuidarlo.

Abuso emocional

El abuso emocional o psicológico es un patrón de conducta que tiene un efecto negativo en el desarrollo emocional y en la autoestima del niño. Ignorarlo o no demostrarle sentimientos de amor, apoyo u orientación es considerado abuso emocional, así como amenazar, atemorizar, denigrar o criticar constantemente a un niño.

Abuso de sustancias

El uso de alcohol, tabaco o drogas prohibidas puede dificultar el buen juicio de la persona a cargo del cuidado del niño y, en consecuencia, ponerle en peligro o cometer un acto de negligencia o abuso físico. Se considera abuso infantil como consecuencia del abuso de sustancias prohibidas:

  • permitir que un niño tome alcohol o drogas prohibidas
  • fabricar, ingerir o distribuir drogas prohibidas delante de un niño
  • exponer a un feto a los efectos de drogas prohibidas u otras substancias

Perfil de la persona que comete abuso

Las personas que abusan de niños provienen de diferentes condiciones sociales y culturales. Pueden ser padres, otros miembros de la familia, maestros, entrenadores y amigos de la familia. Prácticamente cualquier persona que tiene acceso a un niño puede maltratarlo.

A veces, estas personas muestran un comportamiento determinado. Por ejemplo, es posible que los padres que abusan de sus hijos eviten relacionarse con otros padres del barrio, no participen en actividades escolares o se incomoden cuando les hablan de lesiones o problemas de conducta en sus hijos.

Habitualmente, los adultos que abusan sexualmente de un niño ya lo conocen de antes, ya que es muy raro que la persona elija un niño al azar. Es posible que la persona utilice esta relación a su favor, pidiéndole al niño que mantenga la relación en secreto o diciéndole que le pasará algo malo si se lo dice a alguien.

Muchas veces, los propios abusadores sufrieron abusos de pequeños. Suele ser difícil quebrar este círculo vicioso de abusos de una generación a otra dentro de una familia.

Señales de abuso

A veces es difícil diferenciar entre los arañazos y golpes comunes de los niños y los que surgen como resultado de un abuso. Los moretones múltiples, o constantes, los ojos con hematomas o los huesos rotos son definitivamente señales evidentes de abuso, de la misma manera que lo es la salud emocional.

Estas son algunas de las reacciones de un niño que sufre o ha sufrido abusos:

  • Estar triste o enojado. Suelen mostrarse retraídos, temerosos, deprimidos o tener poca autoestima o hacerse daño, como por ejemplo cortarse. Los niños más deprimidos pueden contemplar el suicidio o intentar suicidarse. Algunos se dedican a intimidar a otros y tienen problemas para controlar su agresividad y otras emociones. Muchos de ellos tienen pesadillas o problemas para dormir.
  • Problemas de relación. Tienen problemas para relacionarse con otros y mantener relaciones. Por lo general, no son capaces de amar o confiar en otros, especialmente cuando se trata de adultos. Una señal preocupante es cuando el niño no busca el consuelo de un padre o de la persona a su cargo.
  • Mal comportamiento o conducta de riesgo. Por lo general, se comportan mal en clase y tienen problemas de disciplina. Es posible que pierdan interés en las actividades de las que antes disfrutaban y que no se concentren en las tareas escolares. El uso de drogas y alcohol y la promiscuidad sexual son también comunes.

Es posible que otros niños no tengan problemas típicos de disciplina, pero que eviten volver a sus casas después de la escuela o hacer actividades que requieran pasar tiempo a solas con la persona que abusa de ellos.

Por otro lado, los niños que son testigos de un abuso (pero que no son víctimas directas, como por ejemplo algún hermano) también pueden presentar síntomas similares. Sin embargo, la presencia de estos síntomas no significa necesariamente que haya abuso. Los niños que están pasando por situaciones estresantes, como la separación de los padres, una mudanza familiar o la pérdida de un amigo, suelen sufrir cambios de humor.

Si sospechas de un abuso

El abuso no es un problema familiar privado, si bien por lo general ocurre dentro de las familias y se mantiene como un secreto familiar. Cuando sospeches que existe abuso infantil, debes tomar medidas para detenerlo. No importa si te equivocas: es mejor estar equivocado que lamentarlo más adelante.

  • Si sospechas que un niño está sufriendo abusos, es tu responsabilidad ponerte en contacto con la agencia local de servicios de protección infantil, la policía, un hospital o una línea telefónica de emergencias. De ser necesario, puedes mantener tu anonimato. La seguridad del niño es lo más urgente: puedes salvarle la vida sacándolo de una situación peligrosa lo antes posible.
  • Si crees que tú has abusado de tu propio hijo, o te preocupa haberlo hecho, asegúrate de que tu hijo esté en un lugar seguro lejos de ti, y luego habla con un amigo, un familiar o un profesional de la salud. Es posible que simplemente necesites alguien con quien hablar o que desees consultar con un terapeuta.
  • Si sospechas de alguien que conoces, como una niñera, mantén al niño alejado de esta persona hasta que las autoridades hayan sido notificadas. Si sospechas que la persona puede abusar del niño de nuevo, asegúrate de que el contacto entre esta persona y el niño se haga bajo la supervisión de otra persona. Nunca amenaces a una persona o trates de hacer justicia por tu cuenta.Deja que el sistema judicial penalice a la persona responsable del abuso.

Los pediatras recomiendan que los niños de los que se sospecha que sufren abuso deben acudir al hospital para ser evaluados e iniciar un tratamiento. Los hospitales son el lugar perfecto para los niños que han sufrido abuso, especialmente para los que necesitan radiografías o cultivos con el fin de realizar un diagnóstico. Las radiografías pueden identificar huesos rotos, la única señal de abuso en bebés o niños pequeños, ya que no pueden hablar para explicar lo sucedido.

También se recomienda el apoyo psicológico. Sin este, los niños que han sufrido abusos pueden sufrir problemas emocionales o repetir el patrón de abuso con sus propios hijos.

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