Tus hijos y el alcohol

Por más que a los padres no les guste pensar en ello, la verdad es que muchos adolescentes prueban el alcohol durante sus años de escuela secundaria y universidad, mucho antes de que tengan la edad legal para hacerlo. Las investigaciones han demostrado que casi el 80 % de los niños de secundaria han probado el alcohol.

Aunque este hecho sea común, no es seguro ni legal. Por lo tanto, es importante empezar a hablar sobre el uso y abuso del alcohol con tus hijos a una edad temprana y seguir hablando del tema a medida que crecen.

Los efectos del abuso de alcohol

El alcohol interfiere en la percepción que la persona tiene de la realidad y la capacidad de tomar buenas decisiones. Esto puede ser particularmente peligroso para los niños y adolescentes que tienen menos experiencia en la resolución de problemas y la toma de decisiones.

Los efectos a corto plazo del consumo de alcohol incluyen:

  • visión, audición y coordinación distorsionadas
  • percepciones y emociones alteradas
  • juicio deficiente, que puede ocasionar accidentes, ahogamiento y otras conductas de riesgo como el sexo inseguro y el uso de drogas
  • resacas

Los efectos a largo plazo incluyen:

  • cirrosis y cáncer de hígado
  • dolencias estomacales
  • daño en el corazón y el sistema nervioso central
  • pérdida de memoria
  • mayor riesgo de impotencia
  • alto riesgo de sobredosis

Hablar con tus hijos sobre el alcohol

Mucho antes de que se les presente la oportunidad de beber alcohol, puedes aumentar las posibilidades de que digan «no». La infancia es un momento de aprendizaje y descubrimiento, por lo que es importante alentar a los niños a hacer preguntas, incluso aquellas que pueden ser difíciles de responder.

Niños en edad preescolar:

Aunque los niños de 3 y 4 años no están listos para conocer los hechos sobre el alcohol u otras drogas, comienzan a desarrollar las habilidades de toma de decisiones y resolución de problemas que necesitarán más adelante. Puedes ayudarles a desarrollar esas habilidades de varias formas sencillas.

Por ejemplo, permite que elijan su propia ropa y que no se preocupen si las prendas no conjuntan. Esto les permitirá saber que crees que son capaces de tomar buenas decisiones. Asígnales tareas sencillas y hazles saber que su ayuda es valiosa. Por otro lado, da un buen ejemplo del comportamiento que quieres que ellos demuestren.

De 4 a 7 años:

Los niños de esta edad aún piensan y aprenden principalmente por experiencia y no tienen una buena comprensión de las cosas que sucederán en el futuro, así que mantén las discusiones sobre el alcohol en tiempo presente y relaciónalas con cosas que saben y entienden. Por ejemplo, mirar la televisión con tus hijos puede brindaros la oportunidad de hablar sobre mensajes publicitarios.

Los niños están interesados ​​en cómo funcionan sus cuerpos, por lo que este es un buen momento para hablar sobre cómo mantener una buena salud y evitar las sustancias que podrían perjudicar el cuerpo. Háblales sobre cómo el alcohol afecta nuestra capacidad de ver, escuchar y caminar y cómo altera la forma en que nos sentimos. ¡Y que provoca mal aliento y dolor de cabeza!

De 8 a 11 años:

Los últimos años de la escuela primaria son un momento crucial en el que puedes influir en las decisiones de tus hijos sobre el consumo de alcohol. Así pues, es un buen momento para hablar abiertamente sobre el alcohol: sus efectos y consecuencias a largo y corto plazo, sus efectos físicos y por qué es especialmente peligroso para los cuerpos en crecimiento.

En esta etapa también reciben una fuerte influencia de sus amigos y sus intereses pueden estar determinados por lo que piensan sus compañeros. Así pues, enséñales a decir «no» ante la presión de sus compañeros y discutid acerca de la importancia de pensar y actuar como individuo.

De 12 a 17 años:

Al llegar a la adolescencia, tus hijos deben conocer los hechos sobre el alcohol y sus actitudes y creencias sobre el abuso de sustancias. Aprovecha esta etapa para reforzar lo que ya les has enseñado y mantén abierta la comunicación.

Los adolescentes son más propensos a involucrarse en conductas de riesgo, y su creciente necesidad de independencia puede hacer que quieran desafiar los deseos o las instrucciones de sus padres, pero si haces que tu hijo se sienta aceptado y respetado como individuo, aumentas las posibilidades de que intente ser abierto contigo.

Los niños quieren ser amados y aceptados por sus compañeros, y necesitan cierto grado de privacidad y confianza. Evita hacer excesivos sermones o amenazas y, en cambio, haz hincapié en tu amor y preocupación por ellos.

Enseñar a los hijos a decir «no»

Enseña a tus hijos varias formas de afrontar las ofertas de alcohol:

  • Anímalos a hacer preguntas. Si se les ofrece una bebida de cualquier tipo, deben preguntar «¿Qué es?» y ¿De dónde lo has sacado?».
  • Enséñales a decir «no, gracias» cuando la bebida ofrecida es alcohólica.
  • Recuérdales que se marchen de las situaciones incómodas. Asegúrate de que tengan dinero para el transporte o un número de teléfono donde te puedan localizar a ti o a otro adulto responsable.
  • Enséñales a no aceptar nunca que alguien que ha bebido los lleve en coche. Algunos padres consideran que ofrecerse a ir a recogerles en una situación incómoda (sin hacer preguntas) los anima a ser honestos y a llamar cuando necesitan ayuda.

Factores de riesgo

Las etapas de transición, como el inicio de la pubertad o el divorcio de los padres, pueden llevar a los niños a consumir alcohol, de modo que enséñeles que, incluso en las situaciones tristes o estresantes, beber alcohol como evasión puede empeorar las cosas.

Los niños que tienen problemas de autocontrol o baja autoestima tienen más probabilidades de abusar del alcohol. Es posible que no crean que pueden gestionar sus problemas y frustraciones sin usar algo para sentirse mejor.

Los niños sin un sentido de conexión con sus familias o que se sienten diferentes de alguna manera (apariencia, circunstancias económicas, etc.) también pueden estar en riesgo.

Consejos generales

Afortunadamente, los padres pueden hacer mucho para proteger a sus hijos del uso y abuso del alcohol:

  • Se un buen modelo a seguir. Considera cómo tu consumo de alcohol puede influir en tus hijos. Considera ofrecer solo bebidas no alcohólicas en fiestas y eventos sociales para mostrarles que no necesitas beber para divertirte.
  • Infórmate sobre el alcohol para ser un mejor maestro. Lee y recopila información que puedas compartir con tus hijos y con otros padres.
  • Se consciente de cómo puedes ayudar a construir la autoestima de tus hijos. Por ejemplo, es más probable que se sientan bien consigo mismos si destacas sus fortalezas y refuerzas positivamente los comportamientos saludables.
  • Enséñales a gestionar el estrés de formas saludables, como buscar la ayuda de un adulto de confianza o participar en una actividad favorita.

Reconocer los signos

A pesar de tus esfuerzos, es posible que tu hijo consuma y abuse del alcohol. ¿Cómo puedes saberlo? Aquí tienes algunas señales de advertencia comunes:

  • cambio repentino en el estado de ánimo o actitud
  • cambio en la asistencia a la escuela o en el rendimiento
  • pérdida de interés en la escuela, los deportes u otras actividades
  • problemas de disciplina en la escuela
  • distancia con los familiares y amigos
  • secretismo
  • asociación con un nuevo grupo de amigos y reticencia a presentártelos
  • depresión y dificultades de desarrollo

Es importante no llegar a conclusiones precipitadas basadas solo en una o dos señales. La adolescencia es una época de cambios: físicos, sociales, emocionales e intelectuales. Esto puede llevar a un comportamiento errático y a alteraciones en el humor cuando los jóvenes tratan de hacer frente a todos estos cambios.

Si tus hijos están consumiendo alcohol, generalmente habrá un conjunto de estos signos. Si detectas una serie de cambios, busca todas las explicaciones posibles hablando con ellos, pero no pases por alto la posibilidad del abuso de sustancias.

Otros consejos

  • Intenta estar al corriente de adónde van tus hijos.
  • Conoce a los padres de los amigos de tus hijos.
  • Ten siempre un número de teléfono donde poder comunicarte con tus hijos.
  • Haz que se comuniquen regularmente cuando están fuera de casa.

Para los adolescentes, especialmente los que tienen edad suficiente para conducir, considera negociar y firmar un contrato de comportamiento que especifique la forma en que esperas que se comporten y establezca las consecuencias de conducir habiendo bebido.

Es importante mantener una comunicación abierta y unas expectativas razonables. Enséñales que la libertad solo viene con la responsabilidad, una lección que debe durar toda la vida.

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